Dirigido por J.J. Abrams.
Sé que es difícil de creer, pero hubo un
tiempo en el que Star Wars era solo una muy buena película. No era una
mitología moderna, no era un imperio de mercancía, no era una huella
irrepetible en la cultura pop, no era ni siquiera la fuente interminable de
celibato involuntario en la que se convirtió. Ahora, cinco ‘‘episodios’’
después, el nombre ‘’Star Wars’’ trae una expectativa tan enorme que es
absurdo. Por esa razón me sorprende que cuando El Imperio Temible del Ratón
Infernal (mejor conocido como Walt Disney Inc.) le dio la tarea a JJ Abrams y a
Lawrence Kasdan de hacer un nuevo ‘‘episodio’’, ellos regresaron a los orígenes
de esta mitología moderna y simplemente hicieron una muy buena película.
El reparto original regresa y desaparece
detrás de sus personajes icónicos. No vi a Harrison Ford, Carrie Fisher, Mark
Hamil ni a Peter Mayhew, pero sí me re-encontré con Han, Leia, Luke y Chewie,
sin embargo fue la nueva generación fue lo que más brilló en este mar de
nostalgia. Rey (Daisy Ridley) y Fin (John Boyega) tenían una intoxicarte
química apoyada por un dialogo divertido y rápido, y contrastaban con el estilo
más clásico del villano, Kylo Ren (Adam Driver) quien interpreto a su personaje
en un estilo más seco, similar al presentado en la serie hasta ahora, para
ilustrar su obsesión por Darth Vader y el pasado. Esta dinámica creó una buena
combinación de la reverencia al mundo fantástico de la película de los ‘70 con
el estilo moderno y casual predominante en la ciencia ficción de hoy en día.
De cierta manera esto no se siente como el
fatídico ‘‘Episodio VII’’, es más como una película de ciencia ficción
inspirada por la trilogía original, al estilo de Guardianes de la Galaxia o
Serenity, devolviéndole a la tan venerada serie el espíritu joven y encantador
que se perdió en la lúgubre ‘‘Tragedia de Anakin Skywalker’’.
La acción fue totalmente maravillosa, con
increíbles escenas de naves espaciales que te hacen sentir que estas volando a
toda velocidad en Halcón Milenario y batallas terrestres que resuenan
emocionalmente además de verse muy bien. Aun las escenas de acción sirven para
ahondar más en los nuevos personajes y nos permiten conocerlos más para tal vez
incluso enamorarnos de ellos.
El reparto original es introducido de forma
orgánica a la historia, sin darles reverencias innecesarias, no nos lo
presentan como personajes icónicos que han cambiado el cine para siempre, sino
como personajes en la película, no asumen que los conocemos de años, ni esperan
que nos enamoremos de ellos simplemente porque decidieron aparecer. Esto es
particularmente cierto de Harrison Ford y Carrie Fisher, quienes retoman su
química del Imperio Contra-ataca y Regreso del Jedi como que si se hubieran
filmado anteayer. Parte de la diversión es tratar de descubrir que es lo que
estos personajes han estado haciendo mientras todos estábamos distraídos con
Anakin y Obi Wan.
Debo admitir que aunque me encantó, no es para
nada perfecta. La edición que Abrams eligió de a momentos es floja,
manteniéndose en tomas un segundo o dos más de lo que debería, lo cual nos
permite pensar sobre lo que está pasando en pantalla un segundo o dos más de lo
que deberíamos revelando lo predecible que es el guion, en especial para
alguien que ya haya visto ‘’Una Nueva Esperanza’’ más de un par de veces. Hay
una escena en particular, debería ser un verdadero impacto para la audiencia
pero no tiene el efecto sorpresa que necesita pues la edición se lo roba.
La
película también toma liberalmente de la trilogía original, lo cual es malo
para quienes querían algo completamente nuevo pero al mismo tiempo la convierte
en una perfecta introducción para aquellos que jamás entendieron por qué tanta
locura por una serie de películas de
ciencia ficción de los setenta y ochenta. Es una nueva generación de Star Wars,
para una nueva generación de amantes del cine.
Disney va a hacer trabajar su fábrica de
secuelas y habrán diez nuevas películas de Star Wars en la próxima década, ya
se viene una precuela que suena completamente innecesaria para el 2016, pero
por ahora, en diciembre del 2015, Abrams me recordó por qué amó a Star Wars, al
simplemente regresar la mitología moderna a lo que ha sido desde 1977, una muy
buena película.
4.5/5
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