9.22.2014

Das Leben der Anderen (The Lives of Others)


Esta película es una de las grandes sorpresas que el cine europeo nos ha podido brindar. The Lives of Others es un largometraje alemán del 2006 que marca el debut del director Florian Henckel von Donnersmarcks. Ese mismo año, la película ganó el Óscar por Mejor película de idioma extranjero, aparte de otros 7 premios en Alemania. Después de 17 de la caída del muro de Berlín, esta historia es el primer drama notorio que toca el tema de Alemania del Este y el Muro de Berlín después de comedias como Goodbye, Lenin! Y Sonnennalle.
Una breve sinopsis: el agente de la Stasi (Seguridad del Estado que actúan como policías secretos para el régimen comunista), Capitán Gerd Wiesler, tiene el deber de espiar al escritor de teatro Georg Dreyman y a su amante Christa-Maria Sieland, bajo la sospecha de ser revolucionarios que apoyan a Alemania del Oeste.
            Este docudrama que nos muestra vidas de personajes que, aunque no fueron reales específicamente, en verdad logran encarnar momentos y sentimientos que muchos alemanes pasaron, ya sea como espectadores de las artes y los medios (notando la limitación de los mismos), o como víctimas del gobierno tanto como sus abusos, como en el caso de Christa que es víctima de abuso, o como personas atrapadas por la Stasi. Ese terror que nos hace vivir esta película, lamentablemente, sigue siendo algo bastante real y latente para esta nación.
Wiesler dibujando el plano del apartamento de Dreyman.

Ministerio de Seguridad Estatal, Stasi

Según referencias que fueron escritas en reseñas sobre la película, los alemanes que vivieron en el régimen comunista en Alemania Oriental comentaban sobre la exactitud del escenario, en primer lugar, al hacer notar la monotonía total de los edificios, la ropa y los autos. Los espacios y objetos son bastante geométricos, más que nada, cuadrados o rectángulos y los colores a través de toda la película son neutros y opacos aún en la luz. Las texturas en general son bastante lisas y parejas, las cuales siguen denotando este ambiente de perfección y unidad entre los elementos. A pesar de ello, los edificios, con sus tonalidades grises oscuras, ayudan a dar la sensación áspera al concreto y los colores en sí hacen que la escenografía refleje la frialdad y lo sombrío de la situación social en el lugar.

Edificios de Alemania Oriental, residencia de Dreyman en la película. 
       Foto de un espía Stasi trabajando (igual que Wiesler).

            Alguna vez en mi clase de alemán, mi profesor, que es de Frankfurt, nos explicó sobre este miedo permanente que invade a la mayoría de las personas; la secuela de la guerra sigue lastimándolos. Esta discusión surgió luego de ver esta película (era la primera vez que la miraba) y Der Untergang (Downfall), una película que trata de los últimos días de Hitler encerrado en su bunker antes de que los rusos lo atacaran. Esa película, basada en el testimonio de la secretaria de Hitler, quien es representada en la película, nos muestra el “razonamiento” de los Nazis pero, a pesar de mostrarnos una faceta más sensible de ellos, sus pecados horrorizan. Esta visión a sus vidas explica lo retorcido del pensamiento de los miembros de la Stasi en The Lives of Others. Y sabiéndolo, comprendo la reacción de las personas que sospechan/saben que aunque la Stasi fue disuelta oficialmente en 1990, muchos fanáticos de Hitler o del comunismo ruso siguen sueltos, algunos con permiso, y podrían hacer atentados contra inocentes por sus creencias. El profesor explicó que la mayoría sospecho que los Neonazis en verdad mantienen a la Stasi funcionando. Después de ver los métodos maltrato y espionaje por los que sufrieron tantos, como se muestra en la película con los entrenamientos y las prisiones de la Stasi y con sus archivos, la desconfianza que tienen de algunos otros es comprensible. Y el dolor no se va. Otra profesora de alemán en la Academia Europea una vez nos explicó por qué hablaba ligeramente distinto a los demás. Nos contó que ella era la única de entre los profesores que venía de la DDR (Alemania del Este) y que ella vivió la caída de Berlín estando muy pequeña. No vivió el pánico que sus papás debieron haber vivido, pero si sufrió la difícil transición que aún es la de toda esa zona acoplándose al resto de la nación. Dijo que no sólo su jerga y su pronunciación fue afectada por el aislamiento; aún muchos de los edificios y la tecnología que poseen (incluyendo los autos) se mantienen como malos recuerdos en las ciudades. Los alemanes del oeste son, en general, bastante simpáticos y tratan de brindar apoyo o ayuda o son comprensibles. Pero ella dice que adaptarse a ellos es algo difícil, porque sus realidades han sido bastante diferentes. Resentimiento y cautela son parte de lo que han sentido combinado con su alegría por su merecida libertad. Estas situaciones han afectado a la política, ya que la historia de Alemania, desde la primera guerra, ha sufrido altibajos extremos en ese sentido.

Interiores reales de la prisión de la Stasi dentro del Ministerio de Seguridad Estatal; la prisión usada en la película se ve idéntica a pesar de no haber usado este edificio en la grabación debido a no haber obtenido los permisos.

            Y a pesar de que no podemos ponernos en sus zapatos y compartir todo su dolor lo comprendemos y sentimos que queremos hacer algo para ayudarles. Esto es algo tangible al ver cómo se desarrollan los personajes principales en esta historia ficticia. Y es interesante como el tipo de narrativa de la película que nos pone en tercera persona, como simples espectadores que en verdad somos, aún así logra sumergirnos en esta historia paralela (nos muestra las historias de distintos personajes que en realidad suceden al mismo tiempo). Aunque muchos no toleremos la depresión y el enojo que provoca ver películas que traten de guerras u otras situaciones reales o basadas en la realidad que tienen conflictos tan fuertes, simplemente son cultura general que al final del día valen la pena.
Camión ruso de la época usado en Alemania Oriental por la Stasi.

Wiesler espiando a Dreyman en la obra.  
La narrativa de paralelismo (que se refiere a que nos muestra distintas historias o distintas perspectivas que de alguna manera se conectan) que se logra con la edición es bastante ordenada y cronológica. En ningún momento perdemos el hilo de lo que sucede ni el orden de los eventos, a pesar de constantemente cambiar de perspectivas para observar a los personajes, ya sea Christa-Maria, Dreyman, Grubtiz o Wiesler. La manera en que el director y el editor lograron unir sus historias con brillantes transiciones en las que se traslapan las experiencias individuales de cada uno está muy bien lograda. Desde el comienzo vemos esta fluidez cuando Wiesler da su clase sobre interrogatorios y llega Grubitz para invitarlo a ver la obra de Dreyman, a la que va el ministro Hempf por interesar en Christa, que es la estrella. Así vemos como la perspectiva de Wiesler luego pasa a la de Dreyman en una fiesta y luego a la de Christa para poder enterarnos de su significante conversación con Hempf durante esta reunión. Y así trascurre en toda la película que eventos que se traslapan cronológicamente nos permiten cambiar de personajes de una manera muy fácil de identificar en las escenas más significativas.
Christa actuando en la obra de Dreyman.
            Son cambios hechos de manera ideal, manteniendo un ritmo moderado en el flujo de la narración y permitiéndonos conectarnos con los personajes a través de sus perspectivas así como manteniéndonos enterado de los más importante que pasa con cada uno en el momento que pasa para que conozcamos bien el contexto de su situación concreta y cómo influyen todos los personajes en la vida de los otros (siendo también ese un racional perfecto para el título de la película y su estilo). El realismo de la película y ese paralelismo son dos de los elementos que más hacen que esta película me guste tanto que la puedo ver más de una vez (algo que pocas “live-actions” logran conmigo).
En cuanto a la producción de esta película, a pesar de la falta de tomas fuera de lo común, nos adentra en la historia y nos conmueve al punto en que compartimos los sentimientos de los personajes. Muchas personas buscan cosas sorprendentes y extravagantes cuando se refiere a lo visual en una película. Pero no todo se trata de efectos especiales y puntos de vista exagerados, especialmente cuando se trata de una historia honesta y realista que trata un tema tan serio, sombrío y algo secreto en sus recovecos. Este film no es más ni es menos por su falta de una técnica de cámara compleja, sino por lo que significa para el mundo. Hablando sobre las perspectivas, los encuadres y los movimientos de cámara se percibe una sencillez ya que se enfocan en el personaje o sus alrededores, con pocas ocasiones en que la locación resalta; unas excepciones a esta importancia de la escenografía son la escena en que un oficial de la Stasi hace dice chiste sobre un poderoso político frente a Wiesler y a Grubitz (un teniente, obviamente de rango superior a los demás en el área de comedor en el que se encontraban) ya que muestra la reacción de las otras personas en la cafetería, un escena en un bar en el que Wiesler se encuentra con Christa puesto que el lugar refuerza la desesperación de Christa y hace que el encuentro con ella de parte de Wiesler sea aún más impactante para él y, finalmente, las escenas en que María sale de la toma mientras se baña luego de su encuentro con el Ministro Hempf (quien abusa de ella debido a su rango y el poder que tiene sobre la vida de todos)  y en la que se baña luego de haber llegado de su encarcelamiento porque el baño ayuda a representar su acción de “lavarse de la suciedad de su alma”.

                            Escena del chiste en la cafetería.                       Escena en el bar/restaurante.

                 Christa con miedo luego de su encuentro con Hempf.

 Los encuadres tienden a mostrar lo netamente necesario, personajes, objetos claves y muestran la locación de manera bastante breve para  poder tener una imagen de en donde se encuentran sin darle mucha importancia a la locación en sí. La cámara tiende a estar estática, cambiando de un tercer punto de vista y el punto de vista que tendría Wiesler, a menos que siga a un carro o haga dolly in o dolly out ligeramente para ayudar a transiciones de traslados de los personajes de un lugar a otro. Algunos críticos consideran que la sencillez lo relacionado a la cámara intensifica el ambiente de la película, ya que no destaca mucho y se mantiene en balance, mostrando simplemente lo necesario y nada más. Piensan que esta simplicidad se mezcla con “el silencio de la Alemania Oriental”. Al pensar en este comentario, reflexioné en que hubo una toma con tilt hacia abajo que tiene bastante peso a pesar de ser breve y es en la que se muestra como desciende el ataúd de Jerska, el hombre a quien Dreyman admiraba más en su vida. Se podría interpretar como si fuese su punto de vista o mostrando la magnitud que tiene ese evento en la vida de Dreyman y en el desarrollo de la película.
El buscar hacer la película tan sencilla y realista posible, sin caer en el género de realismo, sigue mostrándose en el aspecto del sonido. Obviamente, por la naturaleza de la acción, no tenemos un uso de efectos de sonido fuera de lo común, simplemente se usan los sonidos incidentales de los objetos usados, especialmente los de las máquinas de escribir que tanto se usan en la historia. La música incidental es escasamente usada y no tiene una función en verdad útil, se coloca más como rellenos de silencio en momentos de movimiento, como cuando caminan en silencio) o en tomas algo largas en que los personajes solo están pensando. La música si ambienta en la época (suena viejita y ochentera) o en momentos de suspenso, pero no cumple más que es función narrativa en cuanto a la época, ni siquiera aporta a los sentimientos de manera tan impactante.
Algo que si aporta bastante a la narrativa es la música incluída en las obras de Dreyman, quien inicialmente planteaba dramas que pasaban de ser tragedias victimizando a sus personajes en las fábricas comunistas y en el arduo contexto tan exigente y luego hacía que sus personajes sufrieran cambios por revelaciones que les permitían “valorar la maravilla” que era el régimen y lo felices que podían ser en él. Ya en el caso de su segunda obra, sirve para reflejar exactamente su amor por Christa y es su propia interpretación del ángel que fue ella en la vida de él al tratar de protegerlos a todos y luego sintiendo tanto remordimiento que dio su vida. El dolor por su muerte es bastante claro en esos momentos en que la obra lo hace llorar por ella.
            Un dato interesante es que Henckel tuvo la idea de crear la película, al tratar de crear un argumento para una clase de cine, al escuchar música y recordar que Maxim Gorky decía que la canción favorita de Lenin era Appassionata de Beethoven (Piano Sonata No. 23). Lenin dijo, “Pero no puedo escuchar música seguido, afecta a mis nervios, me hace querer decir cosas dulces y dar palmadas a las cabezas de las personas que, viviendo en un inmundo infierno, pueden crear tal belleza. Pero hoy no debemos dar palmadas en la cabeza a nadie o conseguiremos que nos arranquen las manos de una mordida; tenemos que golpearlos duro en las cabezas, golpearlos sin piedad, aunque idealmente estamos en contra de cometer cualquier violencia hacia la gente. ¡Hm-hm—es un cargo infernalmente difícil!”
En la vida real, muchas veces logramos comunicarnos en códigos o únicos o universales como gestos y miradas, incluso los estudios psicológicos del comportamiento humano toman en serio la kinésica, como se muestra en la popular serie Lie to Me. Estos detalles realistas los aprovecha muy bien el director, más aún con tomas de acercamientos a las manos del interrogado y a los rostros. A pesar de que había dicho que el lenguaje de cámara no es nada del otro mundo, en verdad no fue necesario. Él en verdad creó un balance comunicativo entre actor (en cuanto a diálogo y lenguaje corporal), escenografía, iluminación y lenguaje de cámara. Se siente todo de manera fuerte y se siente real.
Claro que, también nos otorga diálogos tan ticos en filosofía que nos hacen reflexionar y, sin embargo, no se sienten como filosofías irrealmente exageradas o forzadas, realmente es creíble lo que piensa, siente y dice cada personaje.
Wiesler

            Sinceramente, la escenografía, con sus colores y texturas, la iluminación y los personajes son los aspectos visuales que más se destacan y son los ligan a la historia de manera personal. La iluminación es bastante curiosa. La escenografía ayuda a brindar al ambiente el sentimiento apagado y monótono de no solo los lugares y los objetos, sino también de los personajes. Las texturas de la ropa de los Stasi contrastan un poco con el de los demás, siendo algo más ásperas, con más tonalidades grises y dando una sensación de mayor rigurosidad, como si sus mismos trajes los encarcelaran, mostrando así la rigidez de su propio ser. Y los sombrío del ambiente no es lo único real en la historia. La iluminación y caracterización contribuyen en gran parte en hacernos sentir que vivimos esa historia, a pesar de no pertenecer a la época y mucho menos el continente, para empezar.
La película lo atrapa a uno desde el comienzo, ambientándolo en la situación social de manera no solo física, sino también psicológicamente de una manera fuerte e impactante que despierta el interés y el suspenso. La historia comienza con un interrogatorio en un centro de detención de la Stasi, que hoy día sigue siendo famoso y es un museo sobre ellos y sus métodos.
Es genial como se logra un perfecto manejo de la tensión jugando entre el audio y la imagen dentro de la misma película, ya que, aunque los alumnos no pueden ver al interrogado, su propia manera de hablar, sus jadeos y quejas, su manera de lentamente sonar más aletargado y agotado lo perciben bastante bien, llevando a ese alumno a decir que era un trato inhumano. El contraste entre lo que ellos perciben y lo que uno ve, tanto en el interrogado y lo que es forzado a pasar como la actitud, las expresiones (o más bien la falta de ellas) y el hablar del interrogador, el Capitán Wiesler, nos traen aún más profundamente a la cruel y tortuosa realidad de la situación. A pesar de que el gobierno diga que vela por todos y que todos son iguales, a los culpables los tratan como simples pedazos de carne de los cuales se desharán pronto. Más horroroso es para uno e saber que esto se basa en realidades pasadas, no específicas, pero la mayoría de los alemanes vivió con el miedo de la Stasi por saber lo que hacían ya sea de boca a boca o por experiencia personal.
El papel de Ulrich Mühe, quien interpreta al personaje principal, el capitán de la Stasi, Gerd Wiesler me provocó miedo desde el comienzo de la película por su frialdad completa y como hablaba de las personas como si fueran un pedazo de carne más que obstaculizaba su deber. Sus facciones son perfectas para el papel, y me atrevo a decir, que incluso su calvicie. En su papel como fiel a la Stasi, mantenía su quijada apretada con tensión y firmeza; sus ojos penetrantes, fríos y calculadores que juzgan a todos alrededor sin la más mínima compasión. Otro detalle bastante notorio de él es su manera de vestir. En la película notamos que no hay un uniforme definido en la Stasi, a pesar de que todos comparten su apariencia pulcra ante todos, pero Wiesler mantiene su vestimenta completamente gris cubriéndolo completamente. Incluso, hay una toma en la que se le ve subiendo aún más el cierre de la chaqueta que le cubre hasta el cuello. Quien lo ve, percibe obviamente su manera de pensar metódica y peligrosa. En general, las escenas están iluminadas con luces algo tenues pero siguen permitiendo la visibilidad de todo el espacio y crean sombras sutiles que no limitan la visibilidad de los rasgos faciales; aún las tomas diurnas tienen una luz que haría pensar que el cielo está nublado siempre. Pero la iluminación de Wiesler es única y simboliza sus actitudes y acciones en la historia. Desde el inicio de la película hasta su conversión, él siempre tiene luces fuertes brillando a un lado de su cara y sombras intensas del otro que acentúan su extremidad de pensamiento, su frialdad y su manera meticulosa y calculadora para tratar con las personas. Esto lo destaca como personaje principal antagónico ya que los ambientes y los otros personajes si mantienen las luces y sombras tenues en toda la historia. Me gusta mucho como en su cara se nota el conflicto que tiene entre seguir sus órdenes y proteger a los artistas a quienes espía la iluminación utilizada en él se vuelve igual a la de los demás, así denotando su nueva bondad y compasión; esta transformación también ocurre con un travel largo en el que básicamente nos presentan la transición obvia con lenguaje de cámara, las luces y su rostro adolorido. 
La escena más sentimental, en mi opinión, es en la que toca Sonate vom Guten Menchen en el piano, no solo para él y para Christa, sino también para Wiesler ya que marcó el punto de giro en la historia por el cambio de actitudes de los personajes. Su expresión que muestra la completa epifanía y compasión que experimenta al leer el libro de Alemania Occidental de Dreyman y al escucharlo tocar la sonata en su depresión por el suicidio de Jerska.  Al terminar de tocar la Sonata de las Buenas Personas, Dreyman dice algo que hace directa referencia a la cita de Lenin que inspiró a Henckel a escribir el guion de la película; dice que la Sonata termina significando tanto como que fue escrita por ellos y que se trata de ellos (traducción correcta a diferencia de la de inglés: Sonata for a Good Man). Lo que él dice en la película es: “¿Tú sabes qué dijo Lenin de la Appassionata de Beethoven? “Si sigo escuchándola, no terminaré la revolución.” ¿Puede alguien que ha escuchado esta música, me refiero a realmente escucharla, en verdad ser una mala persona?” Por eso es algo doloroso pero tranquilizante la siguiente escena en que Wiesler se encuentro con un niño pequeño en el elevador del edificio donde vive:
“¿En verdad está con la Stasi?”
“¿Siquiera sabes qué es la Stasi?”
“Sí. Son hombres malos que meten a la gente en la prisión, dice mi papá.”
“Ya veo. ¿Cuál es el nombre de tu…”
“¿Mi qué?”
“¡Pelota! ¿Cuál es el nombre de tu pelota?”
“¡Usted es chistoso! Las pelotas no tienen nombres.”
                                                      Dreyman tocando Sonate vom Guten Menschen

Este cambio obvio que se ve al ver a Wiesler luchar contra sus instintos por su nueva conciencia es interesante, especialmente cuando se notan en sus expresiones los cambios repentinos y rápidos que pasan por su mente al pensar dos veces antes de hacer cualquier cosa. 
Aquí mismo hacen referencia al poder expresivo de la canción en la historia y en cuanto a los personajes; es la única, aparte de las canciones en las obras teatrales, que funciona como diegética (pieza musical que ayuda en la narrativa de la historia y de la que están conscientes los personajes). La pieza “Sonate vom Guten Menschen” es original y creada especialmente para la película. Esta no sólo sirve de una referencia comparativa en cuanto a Lenin y Appassionata (una canción tan alegre para una persona con pensamientos tan rígidamente extremistas, injustos y algo crueles) contra la Sonata, tan deprimente y lúgubre como los últimos momentos de Jerska, el sentimiento de los oprimidos y el luto de Dreyman, quienes sufrieron tanto a pesar de tener de las mejores intenciones en la vida y ser, en verdad, buenas personas. Esta ironía, que a la vez es tan real, impacta tanto a la audiencia como impacta a Wiesler, quien finalmente cae convencido de que Dreyman y Christa son víctimas de una realidad oscura que él no entendía previamente. Este resulta ser el primer punto de giro de la historia que define el desenlace de la historia ya que empuja a Wiesler a la conversión para poder salvar a la pareja (por ser su primer contacto directo con el sufrimiento de la gente) que a su vez, por la muerte de Jerska y por vivir aún más directamente la opresión, se ve sufriendo abusos del gobierno por contradecirle. Christa, al negar a Hempf, lo enoja al punto en que pide que la aprisionen y Dreyman, por publicar un artículo tan liberal, es amenazado e investigado con más esfuerzo. Es genial ver como una sola canción desata tantos eventos icónicos, impactantes y emotivos que simplemente nos ponen de luto junto con los personajes. Esa pieza original me parece brillante y considero que es el alma de la película. Sin ella, la emotividad no hubiera sido tan intensa, ni se hubiera podido representar de manera tan directa pero metafórica la rebelión de los personajes. La  magia del guión de esta obra recae en el balance de la expresión que recae tanto en las palabras como sus cuerpos. Hay tantos momentos de silencias y solo miradas, o incluso la escena clave en que Dreyman toca el piano. Aún antes de que él hablara sobre Lenin entendíamos qué pasaba por la mente de él, de Christa y de Wiesler, y esto es bastante realista.
                                       Wiesler leyendo un libro occidental de Dreyman.

                                                            Conversión definitiva de Wiesler.

Appassionata: http://youtu.be/6S7FAoqW4_8 

Su aspecto también dice mucho de Wiesler, con sus ropas grises que lo cubren completamente, una cara de piedra al ser fiel a la Stasi y una cara de dolor y remordimiento cuando desea ayudar a los artistas, y su calvicie. Incluso su manera de moverse, tan tiesa al inicio y luego forzada y vacilante. A través de la película, él se mantiene en rincones oscuros al cumplir su trabajo, pero esas luces directas que lo hacen destacar aún entre ellas tanto como personaje principal como su carácter único en que en verdad lucha de entre las sombras del pensamiento comunista y la luz de la revolución nacionalista. El papel de Wiesler es lo mejor de toda la película porque es el más humano entre todos ellos, con sus cambios radicales, su vulnerabilidad al pecado, su indiferencia y frialdad hacia los ciudadanos comunes y su lucha para salvar a quienes alguna vez fueron sus enemigos.
Ulrich Mühe ganó el premio de oro por Mejor Actor Principal de los German Film Awards y el de Mejor Actor en los European Film Awards. La vida del mismo Mühe se ve reflejaba en la película. Mühe trabajó como guardia del Muro de Berlín al haberse graduado del colegio, pero debido a unas úlceras en su estómago, causadas por estrés, se tuvo que retirar y entró al mundo del teatro, convirtiéndose en estrella en el Teatro Alemán de Alemania Oriental. Mühe una vez dijo: “El teatro era el único lugar en Alemania Oriental donde no se les mentía a las personas. Para nosotros los actores era una isla. Nos podíamos atrever a criticar.” Denunciaba al régimen comunista en demostraciones y charlas, aún después de la caída del muro. Estas posturas se muestran en los poetas de la película y hace aún más realista la historia.
                                                                                  Christa-Maria Sieland

El papel de Martina Gedeck, quien interpretó a Christa-Maria, es el otro que resalta en la historia. El aspecto de Christa que se nota obviamente agobiada y enferma desde un inicio. A pesar de ser aclamada como la mujer más hermosa, las ojeras bajo sus ojos y su expresión arrogante muestran plenamente los infortunios a los que teme tanto. Siempre camina de manera soberbia e intenta actuar de esa manera confiada ante cada situación, pero el abuso y la culpa la vuelven vulnerable, más no leal a ningún lado. Su miseria y su conflicto interno son completamente creíbles, desde su maquillaje, creándole las ojeras que reflejan su dependencia a sus medicamentos ilegales y las violaciones que debe sufrir por parte de Hempf, hasta sus abrigos lujosos y su actitud altiva con los que intenta cubrir su inseguridad y su sufrimiento. La vulnerabilidad y la desesperación en el personaje siempre son reales, cuando Hempf la obliga a aguantar sus abusos, cuando trata de lavar su “suciedad” y busca paz en Dreyman al llorar y confesarle que a pesar que intentaría cubrir sus crímenes sería capaz de traicionarlo y cuando confesa y se ve como intenta parecer indiferente pero luego cae en la depresión al darse cuenta de la gravedad de sus acciones que la llevan al suicidio y finalmente a la paz. Su personaje muestra de manera interesante y dramática los conflictos por los que podía pasar una mujer en esos momentos sin poder saber si salvarse a sí misma o salvar a quienes le importan. Ella también contrasta bastante con los personajes y el ambiente con sus vestidos y trajes llamativos cuando está en eventos sociales, tratando de ignorar la situación y vivir en un estado irreal en el que el mundo está bien. Ella sufre más que solo los problemas que crea el régimen sobre todos, también debe sufrir de manera directa el abuso sexual de Hempf, quien tiene todo el poder de deshacerse de ella y sus conocidos y también tener que sufrir la pérdida del arte a su alrededor, que pierde cada vez más personas. Al haber sido amenazada a perder su trabajo como actriz y así su libertad de ponerse otra piel y olvidar los conflictos para poder expresarse, se desespera y se vuelve más mortal que nunca, traicionando a su novio y suicidándose al final por la carga de vivir con el mundo y ella misma. Su personaje conmueve y crea al mismo tiempo odio y desesperación, aunque si lo pensamos bien ¿habríamos hecho algo distinto o habríamos permitido que otros sufrieran por nuestro bien?
                                          Interrogatorio de Christa (Grubitz la observa por la ventana).

Martina Gedeck se luce espcialmente en dos escenas:                                                             Dreyman quien dice, “Solía temerle a solo dos cosas; estar solo y no poder escribir. Desde la muerte de Albert [Jerska], no me importa escribir o las otras personas. De todo lo que tengo miedo es perderte.” Más adelante sigue tratando de convencer a Christa de su amor y de que se aleje de Hempf diciéndole que no lo necesita.                                                                                    
Eso lleva al siguiente diálogo:
“¿No? ¿No lo necesito? ¿No necesito a todo este sistema? ¿Qué hay de ti? Entonces tú tampoco lo necesitas. O lo necesitas aún menos. Pero tú también vas a la cama con ellos. ¿Por qué lo haces? Porque ellos también te pueden destruir, a pesar de tu talento y tu fe. Porque pueden decidir qué jugamos, quién va a actuar y quien puede dirigir. No quieres terminar como Jerska y yo tampoco.”
Así que vemos como Wiesler y Dreyman crecen luego de la muerte de Jerska y Christa no lo hace aún, sino que se deja llevar por el miedo y la inseguridad tal como está hecha la personalidad de ella; vana y superficial a la que solo le importa como piensen de ella y como la perciban.
Un cambio ligero sucede justo a después de eso cuando Wiesler le habla en un restaurante/bar.
“¿Nos conocemos?”
“Usted no me conoce, pero yo la conozco. Muchos la aman por quien es.”
“Los actores nunca “son quienes son”.”
“Tú sí. Te he visto en el escenario. Era más quien en realidad es…de lo que es ahora.”
“Entonces sabes cómo soy.”
“Soy su audiencia.”
“Me tengo que ir.”
“¿Adónde?”
“Me voy a reunir con un compañero…”
“¿Lo ve? Justo ahora no estaba siendo usted misma.”
“¿No?”
“No.”
“Entonces usted la conoce bien, esta Christa-María Sieland. ¿Qué cree..? Lastimaría ella a alguien que la ama por sobre todo? ¿Se vendería por arte?”
“¿Por arte? Usted ya tiene arte. Ese sería un mal trato. Usted es una gran artista. ¿No lo sabe?”
“Y usted es un buen hombre?”
Aquí, Christa vuelve por amor a Dreyman comprendiendo y confiando en las palabras de Wiesler, aunque más adelante, cuando su carrera parte de su vida se ven amenazadas por la Stasi, quien la atrapa porque Hempf delata su uso de medicinas ilegales por despecho, ella piensa igual a Jerska cuando Grubitz le pregunta, “¿Qué hacen los actores cuando no pueden actuar más?”
                                 Hempf en el teatro ordenando a Grubitz a espiar a Christa y Dreyman.

Hempf es un gran ejemplo de un político grotesco que hace lo que se le antoje sin importarle si daña a alguien. Su sed de poder y su debilidad con los vicios de cualquier tipo ayudan a definir de manera más obvia la verdadera injusticia del comunismo en que nadie puede hablar y la igualdad no existe. Me hizo evocar la memorias incómodas de Hitchcock en “The Girl” con su actitud pedante y  megalomaníaca que los hace sentir que pueden apoderarse de lo que sea, como una mujer.  
El primer ejemplo verbal que tenemos, que nos da una ligera probadita apenas, sobre la perversión y lo macabro del ministro Hempf es algo que le dice a Dreyman en la fiesta para celebrar el estreno de su nueva obra.
“Pero eso es lo que todos amamos de tus obras. Tu amor por la humanidad…tu creencia en que las personas pueden cambiar. Dreyman, no importa que tan seguido lo digas en tus obras, ¡Las personas no cambian!”
Esta primera frase de parte suya refleja mucho de la superioridad y la completa desconsideración de este megalomaníaco, aunque irónicamente establece el punto principal de toda la película: que Dreyman siempre creyó que la gente cambiaba y justo el hecho de que Wiesler cambia gracias a él hace la historia posible. 

Dreyman y Jerska

En esta fiesta también se menciona a Jerska, que es el personaje que lleva a que se desaten los acontecimientos de cambio en la vida de todos los personajes. Y a pesar de su breve aparición, lo comprendí completamente y hasta casi sentí que con lo poco que supe de él, lo conocí porque comparto parte de su pensamiento (lo que no comparto es el suicidio, pero tampoco somos esa persona como para saber qué tan dura es su vida). Su diálogo significativo es su última conversación con Dreyman, “Pero tal vez este es el verdadero yo, no el viejo Jerska. Él era amistoso y cariñoso, nutrido por éxito…todo gracias a la gracia de los “pelucones”. Pero no me quejaré por mucho más. En mi siguiente vida, seré simplemente un autor. Un autor feliz que pueda escribir lo que sea que quiera. Como tú. ¿Qué es un director si no puede dirigir? Es un projeccionista sin película, un molinero sin maíz. No es nada. Absolutamente nada.”
Palabras tan profundamente dolorosas pero ciertas son las que inspiran la rebelión de la mayoría de los personajes. Y en verdad comparto lo que dice; yo no podría vivir conmigo misma sino me dedicara a lo que quiero. Y lo peor es que hay tantos que se ven obligados a abandonar sus sueños, conozco muchos que sufren por eso. Y viéndolo así se justifica mucho a Alfredo en Cinema Paradiso; tener que ser algo que uno no soñaba con ser es casi como no ser porque se siente como si la existencia fuera forzaba e imposible de gozar. Pero también está el segundo filo de la navaja, el hecho de haberse quitado la vida con tanta gente que lo admiraba y amaba. No tenía su trabajo, pero tenía personas con él, al contrario de Totó. Pero ambas cosas son dolorosas; frustrante debió ser para Robin Williams que tenía ambas y aún así no era feliz, aunque eso aún no justifica sus acciones. No puedo evitar decir que hasta algún punto sentí yo estaba ahí, más que nada cuando los personajes estaban de luto sobre Jerska.
Un gran contraste a estos dos personajes en cuanto a actitudes o maneras de expresarse es el teniente Grubitz, que a pesar de ser completamente fiel al gobierno, se muestra como alguien confiado y demasiado seguro ante los demás por su status superior. Es un bromista y aparenta desinterés, pero a la hora de la hora  cumple con sus deberes responsablemente. Esta combinación peculiar de sarcasmo y firmeza se muestran perfectamente en estas frases: “¿Ya lo olvidaste? Los jefes se sientan aquí. El socialismo debe comenzar en alguna parte.” Esta declaración de Grubitz revela la cruda verdad de que los políticos están bien conscientes de que predican el socialismo pero lo que practican es despotismo. Obviamente esto lo sabemos todos, pero al escucharlo ahí, aunque fuera ficción, me enojó tanto…
El resto de los personajes son menos complejos pero igualmente importantes. Por ejemplo Dreyman, quien a pesar de tener al arte como algo clave en su vida, es capaz de hacer a un lados sus temores hacia el gobierno para expresar abiertamente su crítica hacia lo extremista que es el gobierno con el arte, provocando así suicidios en el rubro por no permitirles hacer lo que el arte ofrece, expresión libre. Su artículo ilegal “Uno que cruzó al otro lado” que dice lo siguiente:
“En 1977, nuestro país dejó de contar suicidios. Les llamaban “auto-asesinatos”. Pero no tiene nada que ver con asesinato. No conoce sed de sangre, ninguna pasión ferviente, solo conoce la muerte, la muerte de toda esperanza. Cuando dejamos de contar, solo un país en Europa llevó a más personas a su muerte: Hungría. Vinimos después, la tierra del “Socialismo Realmente Existente”. Uno de ellos es Albert Jerska, el gran director. Es de el de quien quiero hablar hoy…”
Su atrevimiento, junto con sus compañeros artistas, lleva a la luz de toda Alemania la verdad de la opresión y depresión de sus habitantes con todo el peso del dolor. El lugar no es solo gris por la vestimenta, los edificios, los autos y el clima, se ha vuelto gris en las almas de ellos, pero los pocos que agarran el dolor y lo transforman en una lucha por justicia hacen lo correcto, con o sin sacrificios.
      Dreyman escribiendo el artículo ilegal.

 Él, a pesar de no haber apoyado nunca al régimen, se mantenía bastante neutral, sabiendo que era lo correcto para poder seguir viviendo su vida en paz mientras se dedicaba al teatro. Su aspecto es el de un intelectual algo fino pero no extremadamente sobresaliente, contrastando así con su éxito, ya que es identificado como el artista de teatro más fiel que hay con sus obras tratándose de personas que sufren por el comunismo pero luego ven el “gran beneficio” que brinda. Su estilo de vida es modesto y tranquilo hasta que el régimen lo afecta de manera demasiado directa y fuerte; el suicidio de Jerska por su inhabilidad de poder seguir dirigiendo obras marca su conversión rebelde al buscar él  expresar esta injusticia y por fin cediendo a la influencia de sus amigos y usando su arte para protestar. Lo genial del personaje en su compasión y amor, nos convencemos de que ellos son reales y queremos entrar a la pantalla y salvarlos, advertirles de alguna manera de lo que puede pasar. 
Dreyman escondiendo su máquina de escribir.
Al lograr comprender la situación completamente y al enterarse que Christa traicionó a Dreyman, revelando la ubicación de la máquina de escribir, la luz sobre su tez cambia y se vuelve tenue como en el rostro del resto de los personajes y se decide a escabullirse en el apartamento para deshacerse de las pruebas. A pesar de sus esfuerzos y sus deseos de gritarle a Dreyman que él fue quien movió la máquina, no logra salvar a ambos, ya que Christa se suicida. La escena en que Wiesler levanta a Christa y la trata de confortar es bastante conmovedora y tierna. Su cara llena de tristeza y culpa casi me lleva a llorar la primera vez por sentir el remordimiento de él por haber ayudado a arruinarle la vida a esta pareja con buenas intenciones. Y ver su postura tan rígida y temerosa cuando teme acusaciones, que terminan enviándolo a la oficina postal para revisar correo políticamente inapropiado. Su cuerpo luego expresa una sensación de rendición y miseria completa, siendo sumido en la monotonía y manteniendo la culpa en su mente. Su expresión de sorpresa total al escuchar de la caída del muro lo hace ver como un reo que acaba de ser liberado de décadas de prisión. Su alivio termina siendo total cuando ve el libro de Dreyman que fue dedicado para él ya que sabe que ya conoce la verdad y que, a pesar de haber sido quien estaba encargado de destruir sus vidas, intentó salvar a ambos.
La opinión de Hempf se vuelve inválida después de tantas tragedias vividas por una justicia, ya sea personal o general:
“¿No has escrito desde que el Muro calló? Eso no es bueno. Después de todo lo que el país invistió en usted. Aunque lo entiendo, Dreyman. ¿Sobre qué hay que escribir en esta nueva Alemania? Nada en que creer, nada contra que rebelarse… La vida era buena en nuestra pequeña república. Mucha gente solo se da cuenta ahora.”
No sabe cuán erróneo es eso o tal vez, como para Dreyman, Alemania no vale mucho sin Christa, claro que para cada uno por distintas razones.
 
                                                                                Wiesler como cartero.

Pero Dreyman es recompensado al final con la satisfacción de que el haber creído en la naturaleza bondadosa de los humanos no es un caso perdido con todos al darse cuenta de que lo espiaron pero que quien lo vigilaba, alguien con código HGW XX-7, no lo delató e incluso perdió su rango por cubrirlo. Por eso la escena más satisfactoria de la película es como se culmina con el final tan emotivo a pesar de su sencillez. El hecho de que hayan tenido un acuerdo mutuo en silencio y también un aprecio y respeto por el otro a pesar de que Dreyman nunca tuvo ningún contacto con Wiesler es algo maravilloso. Me imagino que así se sintieron muchas personas, incluso en el Holocausto, al darse cuenta que completos extraños arriesgaban su vida para salvarlos yendo en contra de la norma social solo por ellos y por ser tan humanos.
Así que la frase de, “No, es para mí,” con la que cierra la película Wiesler es tan simbólica porque no es solo que compra el libro para él, el libro está dedicado a él. Su sonrisa de satisfacción al saber que Dreyman continúa inspirado con su oficio gracias a él y a pesar de haber perdido a Christa es algo que inevitablemente provoca una sonrisa en uno también.
Este final es algo memorable que puede significar mucho para otras víctimas de la Stasi aunque esta historia sea ficticia, porque me imagino, o quiero imaginar, que otros oficiales también tuvieron impulsos de piedad y cambios para bien aunque sea en el momento más breve.

Espero puedan apreciar estas grandes interpretaciones de Alemania Oriental para lograr pasar más allá de lo que piensan de personas frías, obsesivas con el trabajo y los Nazis. Alemania, como todos los países ha sufrido y luchado por superarse y estas actuaciones nos ayudan a verlo.






            

1 comentario:

  1. Te seré sincero no leí todo ya que al empezar a leer este articulo, me llamo bastante la atención la trama de la película y la veré ya que creo que es una película que me gustara y no deseo darme ningún spoiler de ningún tipo pero si se nota que fue una película que te agrado bastante ya que te expresaste bastante bien de ella. -hzm-

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